¡QUE TENGO HAMBRE... ME IMPRIMO UNOS MACARRONES!
La NASA invierte en impresoras 3D de alimentos
El ying y el yang. Si hace dos
semanas la impresora 3D escandalizó por su habilidad para imprimir pistolas
mortíferas, ahora la NASA quiere que reproduzcan alimentos capaces de
mantenerse en el espacio durante años, y así alimentar a los astronautas enviados
al espacio durante largas temporadas.
La NASA ha
pagado 100.000 euros a Anjan Contractor, ingeniero de la empresa Systems and Materials Reserach Corporation (SMRC)
para que desarrolle en seis meses una impresora 3D capaz de reproducir
alimentos.
La máquina de Contractor, ingeniero y fundador de SMRC,
empleará tecnología de código abierto Rep Rap. En principio lo
más fácil, por su estructura de capas, es diseñar una pizza compuesta por
tres capas de polvos nutritivos, más aceite y agua. Contractor añadirá los
contenidos del software, también
en código abierto, que consistirá, en esta ocasión, en rectas culinarias para
que la impresora mezcle adecuadamente los diferentes productos, todos ellos en
estado líquido o espolvoreado.
La noticia llega también poco después de que la FAO recomendara
la ingesta de insectos para cubrir la
necesidades alimenticias de la población mundial. "Creo, y muchos
economistas también, que el actual sistema alimentario no puede satisfacer
suficientemente a 12.000 millones de personas", explica Contractor, que ve
en las impresoras 3D de comida como un recurso masivo, más allá de los
ocasionales viajes espaciales. "Tenemos que cambiar nuestra percepción de
lo que vemos como alimentos", ha manifestado a
Quartz..
A la dificultad de la impresión se añade la de la caducidad
de los alimentos, pero Contractor no ve obstáculo en la longevidad de los
cartuchos nutritivos. "Los viajes espaciales requieren alimentos con 15
años de vida ", añade Contractor, "pero nosotros estamos trabajando
con proteínas y macro y micro nutrientes en polvo que mantendrán sus
propiedades por lo menos 30 años".
Contractor va incluso más allá respecto a otras aplicaciones
de las impresoras 3D, pues cree que el consumidor podría mezclar a su gusto los
diferentes cartuchos de alimentos en polvo, no solo según sus gustos, sino
también según las recetas nutritivas que necesita cada cual o según la recetas
del nutricionista, con lo que se abriría una nuevo campo en la dietética
personal. "Una de las mayores ventajas de las impresoras 3D es que permite
la nutrición personal. Según seas hombre o mujer, tus necesidades nutritivas
son diferentes. Una impresora 3D puede programar exactamente lo que cada
persona necesita".
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